
La semi jubilación de Pelayo y el traspaso “bueno para Cádiz” del Bar Terraza

El célebre Bar Terraza se ha convertido a lo largo de sus más de 70 años de histórica en prácticamente una institución en Cádiz. En pleno corazón del centro histórico, en la plaza de la Catedral, el restaurante se mantiene convertido en paradigma de la gastronomía tradicional gaditana, del buen producto y el servicio de calidad.
Sencillo y discreto, Pelayo García Borbolla ha concedido una entrevista a Cádiz Directo en la que atribuye el éxito del local a su estratégica ubicación y, sobre todo, a su clientela, que asegura con sinceridad y agradecimiento que ha sido y es “la mejor de Cádiz”.
Se han sentado a la mesa en el Bar Terraza políticos de renombre como Alfredo Pérez Rubalcaba, José Pedro Pérez-Llorca, Julio Anguita, todos los alcaldes de Cádiz desde Carlos Díaz, entre muchos otros de todos los partidos; pero también figuras del toreo, actores y actrices, empresarios, personalidades del mundo de la cultura y del arte como, por ejemplo, la grandísima Rocío Jurado, que no pocas veces acudía al Terraza con toda su familia.
Si las paredes del Bar Terraza hablaran… Por suerte o por desgracia, no lo hacen. Y Pelayo tampoco lo hace demasiado en este sentido, guardando para sí muchísimas anécdotas y grandes recuerdos acumulados a lo largo de nada menos que 51 años de trabajo en el negocio familiar.
Fundado en 1953 por sus padres, Fidel y María de los Ángeles, Pelayo entró a “ayudar” cuando tenía 14 años allá por 1972. En septiembre del año pasado, cuando cumplía 65 años, saltaba la noticia de su jubilación y la incertidumbre sobre el futuro del emblemático restaurante de la plaza de la Catedral.
Al final, Pelayo se está jubilando poquito a poco. Sí se ha jubilado del Bar Terraza, pero se piensa quedar “una temporadita” a pocos metros, en el Bar Pelayo de la calle Cobos. Eso sí, limitando su horario de trabajo, permitiéndose vacaciones, dedicando más tiempo a la familia, disfrutando de sus nietos y también de los amigos.
El futuro del Bar Terraza
Sobre el futuro del Bar Terraza, Pelayo se muestra tranquilo y confiado tras un traspaso que le ofrece garantías de que va a ser “bueno para Cádiz”. En un primer momento se barajó la posibilidad de realizar allí “un proyecto muy bonito” franquiciado de la mano de una “buena gente” de Valladolid, pero al final no salió.
Después tocó a la puerta del Bar Terraza para quedarse un grupo de Madrid. Asegura Pelayo que es gente “con visión” que viene “a trabajar por derecho”, que incorporará “mucho valor y cosas nuevas” al restaurante, pero conservando su esencia.
Y es que, según ha explicado, los nuevos propietarios -que empezaron el pasado domingo- “quieren seguir con el mismo sistema de trabajo, con los mismos cocineros, con los mismos empleados, los mismos proveedores y con los mismos clientes”, lo que considera una garantía de que “va a funcionar bien”.
La clientela, la auténtica clave
No hay duda de que la plaza de la Catedral es un enclave excepcional para un negocio de restauración, lugar de paso obligado para cruceristas y para turistas de toda índole, pero a Pelayo se le llena la boca y los ojos de orgullo al hablar de su clientela. Está convencido de que esa ha sido la auténtica clave del éxito del Bar Terraza.
Asegura que su clientela ha sido “la mejor de Cádiz”, y “no porque tengan más o menos dinero, sino porque son de la mejor calidad”. Y es que la fidelidad del público gaditano da oxígeno a un bar para trabajar durante todo el año sin la dependencia absoluta del turismo y sin necesidad de tener que esperar al respiro que dan las temporadas altas.
Cuando llegó el “dichoso” coronavirus y azotó con fuerza al sector de la hostelería, la clientela del Bar Terraza “estuvo ahí”. Cuenta Pelayo con emoción que, “aunque no tuvieran necesidad, nos llamaban y pedían comida para casa”, ayudándoles así a transitar por una pandemia especialmente virulenta para la restauración.
Por ello, con la experiencia acumulada durante más de medio siglo, no duda ni un segundo a la hora de aconsejar a quienes se dedican a este negocio que cuiden a su clientela como el tesoro que es.
Pelayo, en la calle Cobos
Durante su “jubilación a medias”, Pelayo tiene intención de seguir un tiempo tras la barra en el establecimiento que lleva su nombre en la calle Cobos. Se refiere al bar como “un capricho” que montó para dos familiares que se quedaron en paro. El negocio siempre ha funcionado bien, pero ahora está “un poquito más fuerte”, seguramente, aunque él no lo diga, por su mera presencia allí.
El bar Pelayo “es más bien una degustación de los productos que tenemos aquí en Cádiz”, desde los quesos a las conservas, pasando por la mojama y otras exquisiteces genuinamente gaditanas. Pero, además, el bar es también para él “un divertimento”, pues refleja una de sus grandes pasiones con una colección de motos antiguas, la mayoría de ellas de fabricación española.
Dice orgulloso que hay pocos lugares en España con una colección así, en un centro histórico. Y ya se convierte en único en el mundo si ofrece, además, una degustación de productos gaditanos. No son pocas las personas que, tras navegar por Internet, han visitado este bar museo para saborear Cádiz y disfrutar de la muestra motos clásicas restauradas de marcas como Montesa, Bultaco, Ossa, Derbi, Guzzi o Ducati.
Allí es donde Pelayo quiere estar hasta retirarse del todo, rodeado de sus grandes pasiones: las motos, la gastronomía, los clientes, los amigos y, sobre todo, la familia. Ahora sí tiene claro que podrá dedicarles tiempo, dedicarse tiempo, tras años de mucho sacrificio.
A pocos metros seguirá teniendo el Bar Terraza, que, además, seguirá siendo el Bar Terraza. Un lugar al que ha dedicado “muchísimas horas” pero en el que ha trabajado “muy a gusto” y que se convirtió, incluso, “en nuestro comedor familiar” a la vuelta en el autobús del colegio de sus nietos.
En definitiva, un lugar que deja lleno de experiencias y de buenos recuerdos, con la satisfacción de dejarlo “en buenas manos” y convencido de que el Bar Terraza seguirá siendo “bueno para Cádiz” tras su jubilación.