¿Sabes por qué se queman los Juanillos en Cádiz?

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Magia, deseos que arden, las sombras de los antepasados proyectadas por el fuego y el sol y la luna enamorados. Este es el origen pagano de la noche de San Juan antes de que la fiesta se cristianizara en honor a San Juan Bautista.

Se cree que los primeros cultos solsticiales comenzaron hace unos 8.000 años, cuando nuestros antepasados observaban con curiosidad las estrellas y constelaciones y percibieron que en determinada época del año, el sol se iba desplazando desde una posición a otra en los Trópicos. Una fiesta que se extiende por toda Europa y lo típico en todas estas celebraciones es encender hogueras y saltar para purificarse con el fuego.

Pero Cádiz, siempre a su aire, no se conformó con saltar hogueras en la playa. Los orígenes de la noche de San Juan tal y como se celebra en la capital (y también en otros puntos de la provincia como Conil, Puerto Real, Benalup o Algeciras), con la correspondiente quema de los Juanillos, se van muy atrás en el tiempo. Existen datos que confirman que, en un principio, estos muñecos hechos de harapos representaban a Judas Iscariote. He aquí el significado religioso, aunque también burlón, de la fiesta.

Más tarde se fue desprendiendo poco a poco de esa religiosidad y abandonando los personajes bíblicos, para convertir la fiesta en algo siempre vinculado a Cádiz como es el humor. La quema de los Juanillos se hacía por diversión y para atraer la buena suerte en los meses venideros.

En la actualidad, la quema de los Juanillos ha ido adquiriendo un componente crítico y sarcástico. Es habitual que Cádiz torne fiestas de origen religioso en algo humorístico y punzante, como ocurre con los Tosantos y el Carnaval. De esta forma, entre los monigotes que se queman en esta mágica noche no es difícil encontrar personajes políticos bajo letreros ingeniosos y críticos con la actualidad.

El mar está también muy presente en esta noche, con el verano recién inaugurado la gente aprovecha para bañarse y ahuyentar así los malos augurios. En su origen cristiano este baño de media noche simboliza claramente el bautismo.

Más allá de Cádiz, en Málaga también se queman muñecos de trapo llamados júas. En la comarca de Olivenza, provincia de Badajoz, se celebran en varias localidades los denominados Mastros, Las Muñecas y los Juanes o Juanitos. Incluso en Argentina, en Los Cardales, los niños, familias, amigos y comercios preparan sus muñecos representando en ellos sentimientos a quemar y a través de sus llamas elevar al cielo sus anhelos, que serán cumplidos antes de la próxima fogata.