«Buenas, no estamos acostumbrado a hacer esto, pero debido a la falta de respeto y de decencia que tienen muchas personas por nuestro trabajo, nos vemos obligados a hacerlo. Esta cuenta pertenece a seis personas (adultas) que se han ido sin pagar hoy. Nos dirigimos a vosotros para que paséis por el bar para pagar, ya que sabemos quiénes sois, nuestros salones tienen cámaras, así que si no pasáis a saldar la cuenta nos veremos obligados a denunciaros».
El bar Conejo, ubicado en Sanlúcar de Barrameda, sufrió este fin de semana lo que se conoce como un simpa. Tras lo sucedido, los dueños del establecimiento hostelero han publicado la cuenta en las redes sociales y reclaman a los desalmados clientes que vuelvan para pagar o serán denunciados.
Fueron seis los adultos que se marcharon del bar sin pagar la cuenta tras almorzar. El camarero, según ha trascendido, salió del comedor para recoger unos platos y cuando volvió no había nadie en la mesa.
La cuenta que dejaron sin pagar estas personas no es muy grande, pero la indignación es máxima: «Hay que tener muy poca clase para hacer estas cosas sabiendo que estás criaturas se están ganando la vida honradamente para que lleguen estos individuos y les roben de esta manera tan cobarde».
No hace mucho, en otro negocio cercano ocurrió algo parecido y los clientes terminaron haciendo un bizum días después.
La publicación, que ha sido compartida por cientos de usuarios, ha levantado en las redes una ola de solidaridad y de indignación. «Estas criaturas se están ganando la vida honradamente para que lleguen estos individuos y les roben de esta manera tan cobarde·, dicen algunos usuarios.
Otros piden reiteradamente que publiquen los videos para «que se les caiga la cara de vergüenza».
«No tenían intención de pagar porque no pidieron ni la cuenta», apuntan desde el bar Conejo.
Por el momento, no han recibido ninguna llamada ni nadie de la mesa ha aparecido por el bar para pagar lo que consumieron.
«Si lo necesitaran… no le negamos a nadie un plato de comida, pero esto es una vergüenza», lamenta un trabajador del bar que espera que «el remordimiento» les haga volver o hacer llegar el dinero de alguna manera.