La muerte es un proceso biológico que es natural que ocurra a todos los seres vivos. Cuando una persona fallece, se muere, su cuerpo comienza un duro proceso, a descomponerse. Este proceso, conocido como putrefacción, es causado por la acción de muchas bacterias y hongos que descomponen la materia orgánica del cuerpo.
La descomposición de un cadáver en su nicho se produce de forma similar a la descomposición en cualquier otro entorno. Sin embargo hay matices y diferencias importantes que se deben tenidas en cuenta.
Las primeras etapas de la descomposición comienzan inmediatamente después de la muerte. Todo lo que es el cuerpo comienza a bajar de temperatura, a enfriarse y la circulación sanguínea se detiene. Las células del cuerpo comienzan a morir y a liberar enzimas que degradan los tejidos. La sangre se coagula dentro de las venas.
En las primeras 24 horas el cuerpo se torna rígido debido a la contracción de todos los músculos. Este fenómeno se conoce como rigidez cadavérica. La rigidez cadavérica suele durar un periodo de tiempo de entre 24 y 72 horas, pero puede prolongarse en casos de temperaturas bajas o de enfermedades que afectan a los músculos.
A medida que avanza esta inexorable la descomposición, el cuerpo comienza a deshidratarse, a secarse. La piel se vuelve pálida y seca, y las mucosas se retraen. También pueden aparecer manchas de color verde o azulado en la piel.
La fase de putrefacción
La fase de putrefacción comienza entre 2 y 5 días una vez producido el óbito, después de la muerte. Durante esta fase, las bacterias y los hongos comienzan a proliferar, el cuerpo es una auténtica mina para ellos y comienzan a descomponer los tejidos del cuerpo.
Las bacterias anaerobias, aquellas que no precisan o que no necesitan oxígeno para sobrevivir, se multiplican velozmente, rápidamente, dentro del interior del cuerpo. Estas bacterias producen gases que hacen y estos hacen que el cuerpo se hinche. La piel se vuelve blanda y se desprenden los tejidos.
Los hongos también son necesario en el proceso de descomposición. Estos generan una serie de enzimas que descomponen la celulosa así como la lignina, que son las sustancias que forman la estructura de los tejidos.
La fase de esqueletización
La fase de esqueletización comienza entre 2 y 3 semanas tras producirse el óbito, el fallecimiento. Durante esta fase, los tejidos blandos del cuerpo se pierden, se descomponen totalmente y dejan solo el esqueleto, los huesos.
El esqueleto puede tardar varios años en descomponerse por completo. Sin embargo, la mayoría de los huesos se desintegran en unos 20 años.
Factores directos que intervienen en la descomposición de un cadáver en el nicho
La descomposición de un cuerpo una vez es cadáver puede verse influenciada por una serie de circunstancias, entre los que se incluyen:
La temperatura: La temperatura ambiente afecta la velocidad de la descomposición. A temperaturas altas, la descomposición es más rápida.
La humedad: La humedad también afecta la velocidad de la descomposición. A niveles de humedad altos, la descomposición es más lenta.
La presencia de oxígeno: La presencia de lo que el oxígeno acelera la oxidación, la descomposición.
El estado de salud del cadáver: Los cadáveres de personas que ya han fallecido por enfermedades infecciosas pueden descomponerse más rápidamente que los cadáveres de personas que han muerto por causas naturales.
La descomposición en nichos
Los nichos son espacios cerrados en los que se depositan los cadáveres. La descomposición de un cadáver en un nicho se produce de forma similar a la descomposición en cualquier otro entorno. Pero hay diferencias importantes que se deben tener en cuenta.
Una de las básicas diferencias estriba en que los nichos suelen estar sellados. Esto significa que el oxígeno no puede entrar en el nicho, lo que ralentiza la descomposición.
Otra diferencia es que los nichos suelen estar construidos con materiales que se nutren, que absorben, todo lo que es la humedad. Esto también ralentiza la descomposición.
En general, la descomposición de un cadáver en un nicho puede tardar varios años en completarse. Pero la velocidad de la descomposición puede variar dependiente directamente de los factores que han sido mencionados anteriormente.
La descomposición de un cadáver en un nicho puede también repercutir directamente en el nicho. Los líquidos producidos por la descomposición pueden filtrarse a través del nicho, contaminando todo lo que es el suelo y hasta el agua subterránea.
También, los gases producidos, generados, por la descomposición pueden acumularse en el nicho, creando un ambiente insalubre.
Por ello, es importante que los nichos estén diseñados para prevenir la contaminación. Los nichos deben estar bien sellados y construidos con materiales que no absorban la humedad.
La descomposición de un cuerpo, de un cadáver, es un proceso natural que ocurre a todos –sin excepción- los seres vivos. La descomposición de un cadáver en su nicho se produce de forma similar a la descomposición en cualquier otro entorno. Sin embargo, existen algunas diferencias importantes que se deben tener en cuenta.
La descomposición en nichos puede tener un impacto negativo en el nicho. Por ello, es importante, fundamental, que los nichos estén diseñados de forma que se pueda evitar todos los factores externos ajenos al propio cuerpo cadaverizado para prevenir la contaminación, aunque el proceso no deja de ser irreversible una vez que se ha producido el inevitable fallecimiento de la persona que es un proceso natural al que todos, todos los seres vivos, se enfrentarán en un desconocido futuro.