Los pueblos españoles del crimen

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Hay pueblos españoles que llevan la etiqueta del crimen marcada a fuego, inmersa en su nombre. Localidades españolas que han sido el escenario de masacres humanas o crímenes sangrientos, algunos de ellos sin resolver.

Cuatro pueblos han sido los más conocidos dentro de esta historia criminal, ya sea por la magnitud de las víctimas o por la escabrosidad de sus hechos: Puerto Hurraco (Badajoz), Alcásser (Valencia), , El Salobral (Albacete) y Los Galindos (Sevilla).

Hace  más de cuarenta años, pero aquel hecho conmocionó al país. La tarde del 22 de julio de 1975 España fue testigo de uno de los crímenes más sangrientos del siglo XX: Un quíntuple crimen en el cortijo sevillano de Los Galindos, en el término municipal de Paradas, en Sevilla.

Cinco personas fueron asesinadas a 50 kilómetros de Sevilla con tres armas diferentes y en lugares distintos de la propiedad. Dos de ellos, el capataz de la casa y su mujer, matados a golpes con una pieza de hierro; el tractorista y su esposa, golpeados y posteriormente quemados; el otro tractorista murió por tiros de escopeta.

«Aquí murieron cinco» se puede leer aún en las paredes de la finca. El crimen prescribió en 1995 sin que se llegaran a esclarecer los hechos.

Puerto Hurraco, en Badajoz, será recordado por la brutal matanza del 26 de agosto de 1990. Murieron 9 personas y 12 resultaron heridas por una disputa entre familias.

Tras despedirse de sus hermanas asegurando que «vamos a cazar tórtolas», los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo, de 53 y 58 años respectivamente, dispararon varios cartuchos después de salir de un callejón hacia una plaza, sobre unos vecinos del pueblo apellidados Cabanillas. Un acto de venganza porque los consideraban culpables del incendio de una casa de su propiedad, en el que murió la madre de los hermanos Izquierdo.

La localidad valenciana de Alcásser no se conoce sin la palabra crimen. Sesenta y cinco días después de la desaparición de tres niñas, de entre 14 y 15 años, concretamente el 27 de enero de 1993 dos apicultores encontraron los cadáveres enterrados en una fosa de un paraje conocido como La Romana.

Fue un hecho que conmocionó a la sociedad española por el hallazgo de los cuerpos y las vejaciones a las que sometieron a las niñas.

Dos personas fueron detenidas por el asesinato de las tres niñas, Antonio Anglés, también conocido como «Asukiki» o «Sugar» y su amigo Miguel Ricart Tárrega conocido como «El Rubio».

El pueblo con la historia criminal más reciente ha sido el de El Salobral, en Albacete. El 21 de octubre de 2012, Juan Carlos Alfaro, de 39 años, mató a la niña Almudena de 13 con la que al parecer mantenía una relación sentimental,  unión que había supuesto una gran tensión entre ambas familias.

Posteriormente, se dirigió a su domicilio, donde se hizo con un arma larga y salió de nuevo a la calle, hiriendo de muerte a Agustín Delicado de 40 años, y disparando a al marido de la abuela de la niña  que resultó herido en un hombro.

El asesino se atrincheró en una casetilla y tras horas de negociación para que se entregase, llamó a los suyos, se despidió de su madre y se pegó un disparo a en la cabeza que le causó la muerte.

Estos cuatro pueblos españoles llevarán colgada la etiqueta del crimen por la característica o forma en la que los terribles asesinatos se llevaron a cabo. Localidades donde la mancha de sangre quedará siempre impregnada en sus calles.