Carlos Fernández llega tarde a un balón en el choque ante el Racing de Ferrol
Carlos Fernández llega tarde a un balón en el choque ante el Racing de Ferrol. Foto: Cádiz CF.

El Cádiz CF se despierta 20 minutos en Ferrol, pero sigue el resto del partido de vacaciones anticipadas

El equipo de Garitano cae por la mínima y se muestra otra vez desconectado y sin tensión

Actualizado:

Nada, que no hay forma. Este Cádiz CF ha prolongado en Ferrol las vacaciones que se tomó hace dos meses y sigue dilapidando todo lo bueno que hizo su entrenador, Gaizka Garitano, en aquel tramo del campeonato que le llevó a soñar con intentar reengacharse en la pelea por la fase de ascenso.

El equipo cadista ha tenido 20 minutos buenos, pero la falta de tensión tras haber dado la temporada por acabada hace mucho le llevan a errores de desconexión o acciones que en otro contexto no se producierían, como el penalti de Chust.

Lo peor de todo es que con esos algo más de 20 minutos buenos los amarillos han hecho mérito para haberse llevado el encuentro. Tampoco hay que echar las campanas al vuelo: era ante un equipo descendido dos meses antes casi de acabar la competición y que solo había ganado dos partidos en su campo.

Esta vez, al menos el primer tiro a puerta llegó a la hora de juego. Todo un alarde para los amarillos que van firmando partido soporífero tras partido soporífero desde que se vieron en tierra de nadie. Hoy, salvo un rato entre el 58 y el 78, ha vuelto a ser un partido de los que invitan a pegarse la siesta lo mismo o más que uno de esos míticos documentales de La 2.

Y tampoco es que esos 20 minutos hayan sido el Inter-Barça de las semifinales de Champions, vamos. Pero con la falta de intensidad y el bajón competitivo de este Cádiz, cualquier cosilla se antoja casi como un alarde.

Garitano decía en la previa que iba a alinear a los jugadores que más enchufados estuvieran. Y la verdad es que si los once que fueron de la partida son los más enchufados, la plantilla sola está invitando a que se haga esa limpia de la que todo el mundo habla. El técnico vasco optó por jugar con Sobrino de segundo delantero y alinear de inicio a Brian Ocampo y De La Rosa.

Y lo que parece realmente es que ya les ha enseñado a ambos la puerta de salida y les está dando minutos para que se reivindiquen y, en lo posible, ganen un cartel que facilite su salida en verano. Porque no terminan de cuajar. De la Rosa, al menos, se ve con interés y firma acciones de peligro; el uruguayo lo genera casi sin querer por esa calidad que tiene y que parece estar ocultando en el Cádiz.

El primer tiempo fue infumable. Otra vez. Sin tensión, sin objetivo a la vista y sin presión por ningún lado (estaba la rocambolesca opción de algún triple empate que mande al Cádiz a Primera RFEF) convierten a este Cádiz en un equipo ramplón. Peor aún, en un equipo sin alma. Puede que los jugadores quieran, alguno más que otro, pero en esto del fútbol cuando levantas el pie y te sales de la espiral competitiva antes de tiempo es difícil volver a ella.

Y así un equipo descendido y que solo había ganado en su casa dos partidos le iguala el choque a un Cádiz que, en teoría, debe reivindicarse en este tramo final de temporada. Pero no hay manera. Los amarillos, salvo alguna intentona de De la Rosa o Brian, apenas mostraban nada. Es cierto que no sufrían atrás, pero no proponía nada con el balón en los pies ni generaba peligro.

Poco o nada en un primer tiempo que el Cádiz ha vuelto a tirar o ha dejado pasar. Depende de lo duro que se quiera ser con el equipo de un Garitano al que le esta haciendo mucho daño este tramo final, ya que parece incapaz de enchufar a los suyos. Aunque es cierto que si no tiene con qué castigar con el banquillo o quedarse fuera de la lista, poco puede hacer. Coger la matrícula de alguno de los futbolistas de cara al próximo mercado de salidas y poco más.

El paso por el vestuario, con la entrada de Melendo para trara de hacer jugar al Cádiz, le sentó bien a los amarillos que dieron un paso adelante y comenzaron a asomarse a los dominios de Jesús Ruiz. Precisamente, el meta local evitó que los cadistas se adelantaran en una gran acción de Sobrino en el minuto 57.

Fue el inicio del periodo de superioridad cadista. En los diez minutos siguientes los amarillos acumularon otras tres buenas opciones, pero con poca puntería. Y en el 67 llegó la mejor ocasión del partido, cuando Roger envió al larguero un disparo tras una buena acción de Climent.

El partido era entonces del Cádiz. Sin mucha brillantez, pero por mera inercia el choque prácticamente se jugaba en el terreno que defendía el cuadro ferrolano. Garitano metió más madera con Carlos Fernández, pero ahora la fortuna le dio la espalda al cuadro amarillo.

En el 78, un disparo desde la frontal de Chiki, que parecía marcharse fuera, se topó con el brazo de Víctor Chust. Típica jugada en la que el balón va a la mano, el jugador no hace nada por ocupar un espacio de más con el brazo y tiene la extremidad "apuntando hacia abajo", que se dice ahora. Sin embargo, estaba un poco separada del cuerpo y el colegiado señaló penalti. De esos que se pitan ahora y que ahora mismo son todos, pero que son difíles de entender cuando te los sealan en contra.

El propio Chiki transformó pese a que Caro se lanzó bien y fue suficiente para su equipo. El Racing de Ferrol dio tres pasos atrás antes de el Cádiz sacara de centro. Estaba claro a lo que jugaría hasta el final. Apenas dejó espacios y el Cádiz, salvo en alguna acción a balón parado, no generó mucho peligro.

Mención propia merece una acción en el minuto 84 que, aunque hubiera sido invalidad por fuera de juego, demuestra los problemas de este Cádiz para definir. Roger (al que le indicaron un discutible fuera de juego) recibió de Climent y evitó a Jesús Ruiz en su salida, pero el balón pegó en el poste (su segundo palón a los palos), el rechace le quedó a Carlos Fernández que solo, remató alto... La acción no valía, pero es significativa.

El Cádiz lo intentó los últimos minutos con dos delanteros puros en el campo, con Melendo partiendo desde una banda y con lateral izquierdo doble en la izquierda, donde entró Matos tras el gol. Pero los amarillos siguen atascados, sin claridad y sin ese plus que la la necesidad o la ilusión, depende de por lo que se juegue.

A este Cádiz le está costando mucho marcar. El mejor periodo cadista de la temporada fue cuando evidenciaba una buena pegada. Algo que ha desaparecido a la vez que la existencia de un objetivo que cumplir. Ante el cuadro ferrolano ha disparado una vez entre los tres palos (Sobrino) más un tiro al larguero (Roger, su segundo poste fue invalidado previamente). Demasiado poco para que con esa falta de tensión y de pegada pueda macar. Y encima, poniéndose por debajo en el marcador.

Los amarillos siguen embarranco aún más una pésima temporada. El tramo central con la llegada de Garitano y esa racha de buenos resultados ha quedado enterrado, y la afición tiene poco o nada que echarse a la boca. La clasificación evidencia lo fallido del proyecto y la imagen y las sensaciones que da el equipo no hacen más que cabrear más a la afición. Ante la UD Almería la grada ya cargó contra los jugadores y la imagen de este choque ante el Racing de Ferrol no ayuda a curar esa herida.

Y lo peor es que se acerca el final de liga y, por lo tanto, el comienzo de otro proyecto, con sus campaña de abonos y todo. Y la afición está cada vez más desengañada, desenchufada y desanimada. Y eso sí que puede generar un problema aún más grande. Un problema, que a día de hoy, ni con los fichajes que suenan y los precios que se han filtrado pueden hacer caer en picado el número de abonos para la próxima campaña.