
El equilibrio imposible del Cádiz CF
El equilibrio en la tabla del equipo amarillo que convierte a una canción mítica del pop español casi en una traje a medida para el cadismo

"El equilibrio es imposible", decía el grupo vigués Los Piratas en una de sus canciones más icónicas. Y lo cantaban con una mezcla de melancolía y resignación que ahora parece que se podría escribir perfectamente pensando en el Cádiz CF y en lo que siente su afición.
Pero es que, además, el equipo amarillo tiene un equilibrio en la tabla de clasificación nada normal. Quién sabe si ahora que se repite tanto eso del equilibrio en los equipos (el técnico del Cádiz, Gaizka Garitano lo repite a menudo) una vez prácticamente salvado, el nuevo objetivo del Cádiz sea conseguir ese equilibrio imposible en las estadísticas.
Y es que falta de tres jornadas para el final de LaLiga, el equipo gaditano ha alcanzado un estado estadístico tan absurdo como perfecto: 13 victorias, 13 empates, 13 derrotas. 50 goles a favor. 50 en contra. Pero es que ahora mismo (con solo su partido ante el Almería disputado en la jornada 29) ocupa el puesto 11 de la clasificación de LaLiga Hypermotion, justo en la mitad. Equilibrio total. Casi imposible.
Equilibrio en los datos de la clasificación, porque las estadísticas del Cádiz en lo que va de temporada no terminan de ser equilibrados ni buenos:
¿Metáfora del sentimiento cadista?
Garitano ha hablado mucho de lograr equilibrio en el equipo. Es de entender que no se refería a esto, pero... ¿Será el nuevo objetivo de la campaña? Porque el Cádiz no brilla ni se hunde, simplemente flota. Como una relación que no se acaba pero tampoco mejora. Una historia que se estanca, pero no se rompe. Y ahí es donde la letra de la canción cobra un sentido casi inquietante.
"Qué caras más tristes", dice el estribillo. Y sí, hay semanas que la grada del Nuevo Mirandilla o cualquier lugar donde haya cadistas lo reflejan como un espejo. Ilusión contenida inicial, frustración repetida. Un bucle emocional que acompaña a un equipo que no ha terminado de estar a su nivel salvo el tramo de diez partidos con Garitano, pero cuando se vio en tierra de nadie no apenas da alegrías a su parroquía. Pero al cadismo no lo decepciona lo suficiente como para romper con él.
"Ella sabe y presiente que algo ha cambiado", insiste en la canción. La parroquia cadista también lo siente. Y el club. Se huele que esta no es una temporada más, sino una que puede acabar como el rosario de la aurora y rompiendo relaciones de décadas. El desapego y la distancia entre afición y club es cada vez mayor y, últimamente, también lo es con el equipo. El equilibrio total puede convertirse en la narrativa definitiva del curso. No por títulos, ni por salvaciones dramáticas, sino por haber hecho de la neutralidad una proeza.
El equipo que empató con el universo
No es solo una cuestión de puntos. Es un estado de ánimo. El Cádiz ha empatado en todo: resultados, goles, emociones. Si fuera un poema, sería un haiku. Si fuera una relación, sería esa en la que uno sigue confiando sin saber muy bien por qué. "Yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo". Se le podría decir perfectamente a este Cádiz. Y eso es lo que hace buena parte de la afición: seguir al equipo porque, en el fondo, aún se cree que algo se puede salvar. Habrá que esperar a la próxima campaña de abonos.
Y mientras tanto, el Cádiz sigue ahí, en tierra de nadie pese a los pésimos dos últimos meses. Ahora mimo, en el puesto 11, justo en la mitad de la tabla. Ni frío ni calor. Ni arriba ni abajo. Ni fiesta ni drama. Solo equilibrio. Un equilibrio que puede romperse en las tres jornadas que quedan… o perpetuarse como una hazaña absurda y gloriosa. El equipo que empató con el universo. El club que convirtió la tabla de LaLiga en una balanza.
Al final, Ferreiro tenía razón: el equilibrio es imposible cuando vienes y me hablas de nosotros dos. Pero este Cádiz 2024/25 parece decir justo lo contrario: déjame intentarlo. Aunque lo imposible, por definición, no se logre… lo que están haciendo es lo más cerca que ha estado nadie de conseguirlo.