El alcalde de Cádiz, Bruno García, en un Pleno del Ayuntamiento
El alcalde de Cádiz, Bruno García, en un Pleno del Ayuntamiento. Foto: Eulogio García.

Patadón hacia delante de Bruno García con el cambio de nombre del estadio de Cádiz

El alcalde de Cádiz ha abordado hoy la tardanza del proceso en una entrevista en Radio Marca

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El proceso para el posible cambio de nombre del estadio Nuevo Mirandilla sigue en el aire. Más de nueve meses después del anuncio conjunto entre el Ayuntamiento de Cádiz y el Cádiz CF en julio de 2024, el alcalde Bruno García ha reconocido que no es una prioridad en estos momentos.

En una entrevista concedida a Radio Marca Cádiz, el regidor popular evitó concretar plazos, contenidos o próximos pasos. Lejos de avanzar, el asunto parece congelado. Estas declaraciones llegan después de que la semana pasada, el consejero de Justicia de la Junta de Andalucía, José Antonio Nieto, abriera la puerta a saltarse la ley para realizar este cambio.

El 27 de julio de 2024, el Ayuntamiento de Cádiz y el Cádiz CF presentaban conjuntamente la iniciativa como una fórmula para “recuperar” el nombre histórico del estadio, asegurando que la eliminación del nombre “Ramón” bastaba para cumplir con la Ley de Memoria Democrática. Sin embargo, a fecha de hoy, 14 de mayo de 2025, el proceso no solo no ha avanzado, sino que su viabilidad jurídica es cada vez más incierta.

En esta entrevista con Radio Marca Cádiz, el alcalde Bruno García señalaba que “ese asunto del cambio de nombre, la verdad es que no lo tengo puesto como una prioridad. Esa es la realidad y no quiero engañar a nadie”, dijo el regidor, señalando que hay otras cuestiones más urgentes para su equipo de gobierno. Una declaración que, en la práctica, supone un patadón hacia delante, por emplear un término futbolístico con el que se puede resumir esta estrategia de aplazar una decisión que parece no tener salida clara.

Durante la entrevista, el periodista Pablo Vallejo apuntó de forma directa la falta de avances: “Van ustedes lentos”, le dijo al alcalde. Bruno García no solo no lo negó, sino que lo confirmó abiertamente: “Mira, lo puedo decir aquí: vamos lentos. Porque, como digo, en este caso tenemos tantas cosas que hacer, que en mi opinión hacen que avance la ciudad con mayor fuerza. Sí, nos estamos dedicando a todas esas cosas”. Añadió que el cambio de nombre del estadio no está entre las prioridades actuales del gobierno municipal, aunque reiteró que el expediente sigue técnicamente “en estudio”.

Bruno García justificó esta postura en que, según su criterio, la ciudad “avanza más con las cosas que estamos haciendo, más que con cambios de nombre”. García explicó que el Ayuntamiento y el Cádiz CF acordaron en su momento “estudiar la posibilidad del cambio”, pero que el proceso se encuentra en una fase indefinida, sin plazos ni hoja de ruta. “En eso es lo que estamos haciendo: estudiándolo”, dijo, al tiempo que reconocía que el ritmo es deliberadamente lento

El alcalde argumentó que la gestión municipal está centrada en cuestiones más urgentes como el mantenimiento urbano, el empleo o los grandes proyectos. “Tenemos tantas cosas que hacer que, en mi opinión, hacen que avance la ciudad con mayor fuerza”, insistió. En este contexto, el expediente del estadio, según sus palabras, deberá esperar: “Cuando vayamos avanzando en esas prioridades, iremos avanzando en otros asuntos, y este será uno de ellos”.

Lo que parecía un trámite rápido se ha convertido en un proceso sin horizonte. Como publicó Cádiz Directo, el Ayuntamiento ha tenido serias dificultades para encontrar técnicos que firmen los informes favorables necesarios, conscientes de que el cambio podría contravenir la legislación vigente. Esta situación forzó el traslado del expediente desde el área de Memoria Democrática a la Delegación de Deportes. Incluso el concejal responsable de Memoria, José Manuel Cossi, llegó a posicionarse en contra en una entrevista en Ser Cádiz, aunque matizó sus palabras horas después, sin demasiada convicción.

Mientras tanto, el equipo de Gobierno ha normalizado el uso de la expresión “de buena fe” como escudo político. La ha repetido el alcalde, el concejal Carlos Lucero en el pleno municipal, y es ya una coletilla habitual en cada declaración pública sobre el tema. Una insistencia que ha provocado suspicacias: si todo se hace con buena fe, ¿por qué insistir tanto en subrayarlo?

Carranza fue alcalde de Cádiz bajo la dictadura de Primo de Rivera y durante el primer franquismo. La ley andaluza de Memoria obliga a retirar reconocimientos públicos a personas implicadas en la represión tras el golpe de 1936. Por eso, en 2021, el pleno del Ayuntamiento de Cádiz aprobó sustituir el nombre del estadio tras un proceso participativo. Ahora, el intento de “despersonalizar” el homenaje eliminando el nombre “Ramón” es calificado por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática como un posible fraude de ley.

El fondo legal es complejo. Asociaciones memorialistas y partidos como el PSOE o Adelante Izquierda Gaditana han denunciado que el intento de “despersonalizar” a Carranza es un fraude de ley. También el Gobierno central ha advertido de que el cambio podría vulnerar la Ley de Memoria Democrática. Y mientras otras plazas y calles de la ciudad han cambiado de nombre en cuestión de semanas, el expediente del estadio lleva nueve meses bloqueado por dudas técnicas, presiones internas y amenazas de recurso.

El pasado jueves 8 de mayo, el consejero de Justicia de la Junta, José Antonio Nieto, realizó unas declaraciones que, para muchos colectivos y partidos, suponen un grave intento de legitimar el incumplimiento de la ley. En Radio Cadiz, Nieto afirmó: “Carranza es un concepto. Cambiar las cosas por capricho no funciona”. La frase no solo pone en cuestión la decisión del anterior gobierno municipal de cambiar el nombre en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática, sino que sugiere que el “sentir popular” podría justificar restaurar un homenaje a una figura franquista, algo que la legislación vigente prohíbe expresamente.

Hoy, la propuesta de renombrar el estadio sigue sin culminarse, atrapada entre legalidades, tensiones internas y una falta evidente de voluntad ejecutiva. Lo que en julio de 2024 se presentó como una medida para “respetar el sentir del cadismo” parece ahora más bien un brindis al sol del que nadie sabe cómo salir. Y el estadio, por el momento, seguirá llamándose Nuevo Mirandilla aunque algunos sectores se nieguen a usar el nombre oficial.