
El fenómeno de la apuesta ritual y repetir exactamente los mismos pasos como superstición

Cuando se pone en juego el dinero en las mesas de un casino se busca ganar, el éxito en las apuestas y tener una gran sensación de control. Los jugadores pueden buscar la sensación de control. Y cuando se gana se puede poner en juego una reiteración psicológica que es la apuesta ritual.
Se trata de un tipo de comportamiento que se pone de manifiesto en los jugadores con diferentes tipos de acciones antes de apostar, de forma de un tipo de rito sagrado. No es una cuestión de simple superstición, es una rutina rígida, casi obsesiva, la cual está dotada de una especie de peso casi místico.
Los pequeños talismanes de la suerte
El jugador que es supersticioso no solo cree en la suerte, va más allá, cree que puede invocarla con esos juegos rituales. Se realizan un tipo de cadena de rituales personales, de esas pequeñas acciones que se convierten en talismanes de la fortuna.
¿Qué es esto? Por ejemplo el usar siempre la misma camisa con la que se ganó anteriormente, ocupar siempre el mismo asiento del casino, de poder fumarse un cigarro en el momento preciso siempre en cada partida o incluso escuchar una canción específica antes de cada apuesta. Si gana el ritual se consagra y si pierde se ajusta, en pocas ocasiones se deja.
La mente busca orden en medio del azar
Para el jugador no tiene nada de anecdótico, la apuesta ritual tiene conferida una base psicológica fuerte –sabiendo que la mente humana detesta la incertidumbre–, por ello repetir el patrón genera una sensación de orden así como de previsibilidad.
Cuando se está en un entorno tan caótico como el juego de azar, donde las probabilidades nunca están completamente a favor, el ritual de este tipo da seguridad y sensación de “atraer la suerte”; aunque todo sea ilusorio.
El poder psicológico del ritual
Son actos que generan seguridad aunque sea irracional y esto puede hacer que caigan los niveles de cortisol, de la llamada hormona del estrés. Son los rituales que no sólo sirven para “llamar a la suerte”, también aplacan los nervios.
Cuando el ritual se vuelve una trampa mental
El problema aparece en el momento en el que el ritual deja de ser una simple manía y se convierte en una especie de condición no negociable.
De esta forma hay jugadores que no pueden comenzar el juego si no se cumplen todas las condiciones del particular ritual que llevan a cabo.
Es complejo cuando, por ejemplo, alguien les ocupa el asiento habitual o si no llevan su camisa “de la suerte”, o si el cigarro es de otra marca, es una forma de sentirse vulnerables así como de llegar hasta a retirarse de la mesa del juego por el nivel de dependencia que se tiene.
Los casinos saben perfectamente de estas manías de los jugadores y los estimulan de forma sutil como ofrecer al jugador/cliente “sus” asientos favoritos, todo para no romper el ritual y que se siga jugando el dinero.
La línea que hay entre una tradición personal y una trampa psicológica es muy delgada que se considera una especie de “prisión mental” esto puede impedir que disfruten del juego o incluso alejarse de él.
El deseo humano de controlar lo incontrolable
La apuesta ritual es un fenómeno real y habla de la necesidad del ser humano de tener control y creer que podemos influir sobre el destino a nuestro favor con un simple gesto repetido. Y es que cuando hablamos de la suerte, a veces lo irracional es lo único que le queda al jugador ritualista.