Mucho se está hablando de la posibilidad que la mítica Atlántida se encuentre en algún lugar de la costa gaditana, y mucho se habla de las altas posibilidades de encontrar restos de una civilización avanzada en la zona de Chipiona o Sanlúcar de Barrameda.
En ese sentido se han señalado varios documentalistas que realizan su labor en esta región, como Jesús Camacho de Vibes Producciones o Michael Donnellan con su «Atlántica», se podrá estar más o menos conforme con sus ideas y afirmaciones pero no dejan indiferentes a nadie pese a que desde círculos académicos cuestionan mucho los métodos del segundo de ellos y el lado mediático que tiene.
La búsqueda de la Atlántida y el maremoto
Lo más sorprendente es que su trabajo señala a la costa gaditana, en esa localidad y Doñana, como centro de un yacimiento arqueológico que podría estar -sólo es una posibilidad- y descubrir los vestigios del mítico reino. Aplicando nuevas tecnologías, como drones, han podido ir visualizando lo que podrían ser ruinas muy antiguas. Él lo llama Atlántida, más cuestionable es que lo sea allá donde no hay que olvidar que en el sur de la península ibérica creció la cultura tartésica, una de las más importantes del occidente europeo y que encajaría bien con las fechas en la que los sacerdotes del templo de Sais hablaron sobre la Atlántida -¿dos nombres para una misma cosa? Puede ser-.
Donnellan comenta como se han buscado esas construcciones de las que habla Platón en sus «Diálogos» pero también de las causas de su desaparición que según el griego fue «en una noche».
Eso hace pensar que pudiera haber sido el resultado de un cataclismo como, por ejemplo, un maremoto o tsunami, algo que pudo tener unas consecuencias fatales y que encaja con el hecho en sí.
Efecto de un maremoto
Sobre ello Donnellan -que no es un experto en ello- decía que la zona gaditana es un punto en el que, en la Historia, se han vivido diferentes tsunamis provocados por maremotos pero que muchos de ellos son de carácter débil y que no se sienten, sobre todo por la acción de la placa euroasiática y africana.
Según Donnellan es sólo cuestión de tiempo que se vuelva a producir un hecho similar o se dejen sentir los efectos de un maremoto como sucedió con el terremoto de Lisboa de 1755 y que se tradujo en un fuerte fenómeno en las costas de Cádiz como bien refleja su Historia y que en no pocas ocasiones es puesto de ejemplo “contemporáneo” de cómo afecta a una ciudad costera.
El documentalista afirmaba que lugares como Rota vio desaparecer casi medio kilómetro de costa y de ejemplo utiliza el Cumbre Vieja en la isla canaria de La Palma, quizás un ejemplo diferente pues, por el momento, no hay riesgo de tsunami debido al volcán palmeño pese a que hay muchas especulaciones al respecto.
El problema en la época fue que no se vio venir este suceso pero, en la actualidad, con los medios que contamos, sería más difícil que esto cogiera desprevenida a la población.
Los efectos de un maremoto a la costa han sido ensayados ya y tendría un efecto muy dañino. Una ola de gran tamaño (entre 12 y 20 metros) se abatiría sobre la costa a una velocidad de entre 500 kms/h y 1000 kms/h, eso es un choque contra un muro de agua que inundaría y arrasaría todo a su paso. Para ello hay una propuesta de plan de contingencia frente a tsunamis que, esperemos, no tenga que ser utilizado nunca y menos por los efectos de un “muro de agua” de las características descritas que sería demoledor.