CÁDIZDIRECTO.- En mitad de la Bahía, solitario testigo de las memorias más marineras de Cádiz, permanece impasible capeando temporales el Faro de las Puercas. Hoy en desuso, contempla desde finales del siglo XIX el ir y venir de las mareas sobre el promontorio rocoso de su mismo nombre: el bajo de las Puercas, un nombre en el que la historia se mezcla con la leyenda para envolver de misterio a esta salada atalaya.
Dos historias, más cercanas al mito que a la propia crónica de los tiempos, se disputan la procedencia de dicha denominación. La primera asegura que esta zona rocosa que emerge del fondo del mar debe su nombre a una cruel tradición marinera que se extendió en nuestra Bahía con posterioridad al descubrimiento del Nuevo Mundo, cuando Cádiz y su puerto se convirtieron en el epicentro mundial del comercio marítimo.
Asegura que los barcos procedentes de las Américas que llegaban hasta Cádiz solían traer a bordo prostitutas que embarcaban al otro lado del Atlántico. La inflexible moral de la religión católica de aquella época -siglo XVIII- hacía que no estuviera bien visto que estas mujeres de censurable reputación alcanzaran tierra en las embarcaciones y por ello eran abandonadas en mitad de la Bahía, en este arrecife, para que llegaran a la costa por sus propios medios. Algunas eran capaces de alcanzar tierra a nado, pero la gran mayoría morían ahogadas en el intento.
Menos truculenta es la otra historia en la que podría residir el origen de las Puercas y hace referencia al naufragio de un barco cargado de cerdos en esta formación rocosa. El suceso no tardó en llegar a puerto y recorrer todos los rincones de la ciudad, de forma que gaditanos de todo credo y condición se echaron a la mar para capturar a uno de los tantos puercos que vieron su última luz mientras sus hocicos se hundían en mitad de la Bahía.
Esta segunda fábula entroncaría directamente con la existencia de otro arrecife cercano al Bajo de las Puercas conocido como Bajo de los Cochinos, donde en más de una ocasión ha acabado encallando alguna embarcación. De hecho, varios historiadores gaditanos coinciden en relacionar el origen del nombre de las Puercas con la proximidad de los Cochinos -del que tampoco se conoce la procedencia-, restando toda veracidad a sendas leyendas marineras.
Ajeno al origen de su nombre, el Faro de las Puercas sigue viendo las olas pasar desde 1880, cuando fue construido para sustituir a un rudimentario farol que ayudaba a los navegantes en su llegada a Cádiz por mar. Tras quedar en desuso, el faro fue sustituido por una imagen en bronce de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la ciudad, pasando a llamarse Torre de La Galeona hace una década.