En el ámbito de la arqueología, la identificación y clasificación precisa de los restos históricos es fundamental para comprender y reconstruir la historia antigua. Sin embargo, en ocasiones, se producen interpretaciones erróneas que pueden tener consecuencias significativas.
Uno de los casos más destacados es la atribución de restos fenicios como atlantes, sobre todo subacuático en las costas de Cádiz, pertenecientes a la mítica civilización de la Atlántida.
Examinamos las consecuencias de este tipo de investigaciones arqueológicas y cómo pueden distorsionar nuestra comprensión del pasado.
El mito de la Atlántida y su relación con los fenicios
La Atlántida, descrita por el filósofo griego Platón en sus diálogos, es una de las leyendas más fascinantes de la historia antigua. Según Platón, la Atlántida era una civilización avanzada que existió hace miles de años y desapareció en un cataclismo. A lo largo de los siglos, numerosos investigadores han intentado infructuosamente localizar la Atlántida en diferentes partes del mundo, incluyendo la región del Mediterráneo.
En este contexto, algunos arqueólogos han llevado a cabo investigaciones sobre asentamientos fenicios en el Mediterráneo occidental y han propuesto que estos restos podrían ser evidencia de la Atlántida. Esta teoría se basa en la idea de que los fenicios, conocidos por su habilidad para la navegación, podrían haber tenido contactos con una civilización perdida en el océano Atlántico más allá de la propia y exuberante Tartesos.
Las consecuencias de la atribución errónea
La atribución errónea de restos fenicios como atlantes tiene varias consecuencias negativas en el campo de la arqueología y la comprensión histórica. En primer lugar, distorsiona la interpretación de los sitios arqueológicos y su contexto cultural. Al etiquetar erróneamente los restos fenicios como atlantes, se desvía la atención de su verdadero significado y se crea una narrativa ficticia basada en lo que hasta el momento es sólo un mito: la Atlántida.
En segundo lugar, esta atribución errónea también afecta la credibilidad de la disciplina arqueológica. La arqueología se basa en la evidencia tangible y en métodos científicos rigurosos. Al hacer afirmaciones infundadas y especulativas, se socava la integridad de la disciplina y se genera escepticismo en la comunidad académica y el público en general.
Además, la atribución errónea de restos fenicios como atlantes puede tener otras implicaciones insospechadas. La identificación de un sitio como la Atlántida puede generar interés turístico y promover inversiones en infraestructuras relacionadas con el turismo. Esto puede conducir a la explotación indiscriminada de los sitios arqueológicos y al deterioro de su integridad, algo que no es deseable.
La importancia de la rigurosidad científica
Es fundamental que los investigadores arqueológicos mantengan altos estándares de rigurosidad científica al realizar investigaciones arqueológicas y al atribuir restos a civilizaciones específicas. Esto implica llevar a cabo excavaciones cuidadosas, recopilar y analizar datos de manera objetiva, y basar las conclusiones en evidencia sólida. Años de investigación, de catas aceptadas por el Ministerio, de supervisión académica oficial, no sólo guiarse por “impresiones” sino por un estudio de años respaldado por argumentos de peso, lamentablemente vivimos en una sociedad con prisas.
Asimismo, es crucial fomentar la colaboración interdisciplinaria en la Arqueología. Trabajar en equipo con expertos en otras áreas, como la Antropología, la Geología y la Historia, puede proporcionar una visión más completa y precisa de los restos arqueológicos y de su contexto histórico.
Además, es esencial que los investigadores sean transparentes y honestos en la divulgación de sus hallazgos. Esto implica presentar los resultados de manera clara y accesible, evitando la exageración o la especulación infundada. La comunidad arqueológica también debe fomentar el debate y el cuestionamiento constructivo para garantizar la calidad y la objetividad de la investigación.
En cuanto a los restos fenicios atribuidos erróneamente como atlantes, es necesario realizar una revisión crítica de las evidencias presentadas. Esto implica examinar detalladamente los datos arqueológicos, compararlos con otras fuentes históricas y considerar diferentes interpretaciones antes de hacer afirmaciones definitivas.
En muchas ocasiones se busca más el sensacionalismo y la popularidad que el rigor, y nuestras costas están llenas de restos que a tres metros de profundidad, delatan el nivel del mar hace siglos (milenios) y que tienen una clara referencia fenicia, por ejemplo.
¿Se pueden atribuir a otra cultura más allá de la fenicia?
En determinados casos a la tartésica o pre-tartésica como asentamientos previos, más allá es especulación como lo es atribuirlo a la Atlántida, por muy sugerente que resulte.
La atribución errónea de restos fenicios como atlantes tiene consecuencias significativas en la Arqueología y en la comprensión de la historia antigua. Distorsiona la interpretación de los sitios arqueológicos, socava la credibilidad de la disciplina y puede tener implicaciones políticas y económicas negativas.
Para evitar este tipo de problemas, es fundamental que los investigadores arqueológicos mantengan altos estándares de rigurosidad científica, basen sus conclusiones en evidencia sólida y sean transparentes en la divulgación de sus hallazgos. Asimismo, la colaboración interdisciplinaria y el debate constructivo son fundamentales para garantizar la calidad y la objetividad de la investigación arqueológica.
Finalmente, es importante recordar que la arqueología es una disciplina en constante evolución y que el conocimiento y la comprensión del pasado pueden cambiar a medida que se descubren nuevas evidencias y se desarrollan nuevas interpretaciones. Mantener una actitud crítica y abierta es esencial para continuar avanzando en nuestra comprensión de las civilizaciones antiguas y su legado histórico.