
Cuando el azar se salió de control en un casino

Los casinos están hechos para que el jugador se sienta protagonista y que, en rara ocasión, las probabilidades se rompen pero cuando pasa suceden hechos que deja asombrados a los propietarios de los mismos.
Uno de esos casos que asombró a propietarios y a los medios de comunicación fue el caso de una mujer, que se mantuvo en el anonimato, que en 2017 ganó tres jackpots seguidos en el mítico Caesars Palace de Las Vegas en tres máquinas tragaperras distintas. Las probabilidades eran casi imposibles y los empleados bajaron a revisar las mismas comprobando que no había trampas ni error. Pura suerte.
En el año 2012 un crupier del Golden Nugget de Atlantic City, debido a un error de impresión hizo que una baraja estuviera ordenada de forma perfecta y no aleatoria de forma que los jugadores de mini-baccarat notaran el error y apostaran grandes sumas de dinero. Ganaron 1,5 millones de dólares hasta que el casino decidió detener el juego en la mesa.
2019 fue otro año marcado para un abuelo que ganó un jackpot progresivo en una máquina tragaperras de Boomtown Casino en Louisiana (Estados Unidos). Lo curioso es que ganó dos en una sola semana, el casino quiso premiarlo dándole unos bonos de fidelización.
Un caso mucho más complicado fue el que ocurrió en el casino de Montecarlo a principios del siglo XX, cuando la bola cayó 26 veces seguidas en números negros. Los jugadores apostaban grandes cantidades de dinero al rojo pensando que “ya le toca” pero no pasó hasta la jugada 27. Todo un record.
En 2014 un niño estaba con sus padres en el Hard Rock Casino de Florida y le dio al botón de marcha de los rodillos de una máquina tragaperras mientras jugaba su padre, el resultado fue que ganó 500.000 dólares que el casino no podía pagar legalmente al no ser un adulto, según las normas del casino. Al final llegaron a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
En el Resorts World Casino de Nueva York, una máquina tragaperras comenzó a funcionar de forma incorrecta y comenzó a pagar cientos de jackpots pequeños durante varias horas, el casino resolvió el problema pero durante ese tiempo la sala fue un caos.
Tommy Glenn Carmichael, un hombre de 80 años, usó un sistema propio para predecir con cierta certeza cuándo una máquina daría un premio. Durante años ganó millones hasta que se descubrió su sistema, no hizo nada ilegal, sólo usó su inteligencia contra el sistema.
Un fallo eléctrico en el año 2000, el Casino de Londres hizo que una serie de máquinas tragaperras dieran jackpots anómalos. El casino tuvo que parar el juego y resolver el error aunque los premios ya estaban concedidos.
Son casos en los que el azar se “descontrola”, por fallos mecánicos o, simplemente, por que las leyes de las probabilidades sonrieron al jugador y ocasionaron ganancias llamativas o pérdidas escandalosas a los casinos llevando la contraria a aquello de “la banca siempre gana”.