En ocasiones, movidos por la curiosidad o el misterio, son muchas las persona que, en un afán de investigación, de atreven a entrar en lugares abandonados donde dice que hay fantasmas.
El viejo hospital abandonado
El caso que les quiero contar es el de Samuel, del que él mismo fue protagonista y que recordará mientras vida. Él me decía: «Mira, siempre han interesado estos temas y un día, hace unos años, me propusieron ir a investigar en el antiguo hospital de La Línea (de la Concepción) donde se decía que ocurrían hechos extraños».
Lo cierto es que el antiguo hospital de La Línea de la Concepción (Cádiz), que se cerró en el año 2018, ha generado muchas informaciones, sobre todo a raíz de encontrar restos como órganos humanos y fetos en frascos, que «se quedaron atrás al abandonar el edificio» según indicaron los responsables en su día.
De esta forma Samuel junto «a mi amigo Ricardo», entramos en le edificio: «había zonas intactas y otras que parecía que había pasado un huracán por ellas, había ventanas rotas que dejaban entrar y permitían que el viento frío de la costa entrara dentro».
«Al entrar en el hospital, en la zona del vestíbulo, ya nos vino un olor fuerte, un olor como de humedad y también notamos como si alguien nos mirara, era muy incómodo. Apenas llevábamos allí una media hora y las luces de las linternas comenzaron a parpadear . Pero bueno, era lo que íbamos buscando, lo que queríamos experimentar así que seguimos andando dentro del edificio» decía.
¿No había vigilancia ni nada? -pregunté. Samuel me miró y me dijo: «Nada de nada. Los pasillos estaban desiertos, resonaba el pisar nuestro por allí hasta que, en un momento, escuché un ruido extraño, era como si alguien se arrastrara o se restregara por el suelo. Entonces miré a Ricardo y nos miramos, pusimos atención en aquel sonido y quisimos seguir adelante, tal vez era el viento o un animal, vete tu a saber».
Experiencia terrible
«Nos llamó la atención una habitación que estaba cerrada, tenía la llave echada, pensamos que podía haber algo importante dentro aunque allí poco quedaba ya, forzamos la cerradura y abrimos la puerta con mucho trabajo. Entonces allí descubrimos un cuarto en el que había paños y material de desecho aún sin tirar, con lo que parecían manchas de sangre, imagino que material biológico que no quemaron o que no tiraron. Aquello nos dio mal rollo y decidimos seguir a otra habitación en el que habíamos escuchado ruidos» explicaba cariacontecidos.
«En aquella habitación fue donde peor lo pasamos por que abrimos aquella puerta y entonces escuché un ruido detrás de mí, creí que era Ricardo y le dije «no hagas eso que me asusta tío» y al mirar no estaba él sino una figura, una sombra oscura, era un bulto, una silueta, allí detrás. Ricardo se había quedado en otra habitación y yo creía que era él. Me dio tal impresión que me mareé y todo y me tuve que apoyar para no caer al suelo. Aquella forma se aproximo aún más a mí, sentí su frío y noté como su cara era anormal, desfigurada, como picada, me impresionó aún más y me flojearon las piernas. Fue cuando saqué fuerzas de dentro y grité y desapareció. Al instante llegó Ricardo y me dijo que él había visto también a esa sombra salir de la habitación y que no pensaba que yo estuviera dentro. Me sacó de allí lo más rápido posible» decía.
«Perdí el conocimiento y desperté en el hospital. Me dijo la enfermera que llevaba al menos 40 minutos inconsciente y que tenía una especie de shock. Pensé que todo lo había soñado pero luego vino Ricardo y me dijo que habías estado en el hospital abandonado, que había sido real y que no era mi imaginación. Desde entonces no he vuelto a ir ni pienso ir en un futuro» concluía.
Es la experiencia de Samuel y Ricardo en este punto de La Línea donde pudieron vivir lo imposible y, también, haberse convertido en una tragedia.